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MANTILLA ESPAÑOLA 01

MANTILLA ESPAÑOLA 01

75,00

MANTILLA ESPAÑOLA 01

Mantilla en color negro.

Tiene unas medidas de 220 cm x 110 cm.

Hecho en España.

Si deseas consultar más modelos o resolver alguna cuestión, contacta con nosotros.

O llámanos al (+34) 924 324711

Estaremos encantados de atenderle.

Description

MANTILLA ESPAÑOLA 01

Mantilla Española 01 realizada en Tul bordado de una sencilla presentación

Especial Madrinas, Semana Santa, Cofradías y Hermandades

Las mantillas españolas complementan a la perfección a las peinetas artesanales.

Colocadas sobre ellas, se convierten en el mejor aliado de la mujer para estilizar y alargar la silueta.

La mantilla española es, junto con el mantón de Manila, el complemento patrio por excelencia.

Una pieza de encaje con la que se adorna el cabello en momentos religiosos o festivos y que, por lo general, se complementa con una peineta.

Aunque el origen no es del todo bien conocido, se cree que los primeros velos y mantos que utilizaban las mujeres como adorno y como prenda de abrigo.

Son el origen de las primeras mantillas conocidas; fueron utilizadas, principalmente, como piezas ornamentales en el vestuario de la mujer.

La evolución de esta prenda estuvo marcada por factores sociales, religiosos e incluso climáticos.

Estos últimos eran visibles, en el tipo de tejido utilizado para su confección.

En la zona norte se utilizaban tejidos tupidos con una finalidad clara: servir de abrigo.

En la zona sur, se utilizaban tejidos con fines meramente ornamentales, como la seda.

En ambos casos, podían ir finamente ornamentadas, las de “fiesta” que se lucían en ocasiones señaladas, o sencillamente adornadas, las de “diario”.

EVOLUCIÓN DE LAS MANTILLAS

Los primeros usos de la mantilla, se dieron entre el pueblo.

No eran utilizadas por las altas clases sociales o aristocracia.

A principios del siglo XVII, comienza una evolución de la mantilla dejando paso a una pieza más ornamental en el vestuario femenino, al sustituir, poco a poco, el paño por los encajes.

Poco a poco, empieza a extenderse el uso de esta prenda como ornamento.

Aunque habría que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII para que la mantilla empiece a ser utilizadas por las clases más altas.

La reina Isabel II (1833-1868), muy aficionada al uso de tocados y diademas, empieza a popularizar el uso de la mantilla, costumbre que pronto adoptan las mujeres más cercanas a ella.

Las damas cortesanas y de altos estratos sociales, comienzan a utilizar esta prenda en diversos actos sociales, lo que contribuye, en gran medida, a darle un aire distinguido, tal y como ha llegado a nuestros días.

Tiene un cierto arraigo en el centro y sur de la península.

Como podemos ver, se mantiene su uso, en lugares donde la utilización no tiene nada ver como prenda de abrigo sino meramente ornamental.

Aun hoy en día perdura esta costumbre y es más fácil ver mantillas en el centro o sur de nuestro país que en la zona norte.

 

LA REVOLUCIÓN DE LAS MANTILLAS

Frente a lo que pueden pensar algunas personas hoy en día de que la Mantilla es la imagen de lo Clásico y lo establecido.

Fué el objeto de una de las revoluciones más simpáticas y curiosas que han  tenido lugar en España.

“La revolución de las mantillas, fue una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras”

El reducido uso de la mantilla en épocas siguientes al reinado de Isabel II, tiene, entre otros motivos, su origen en el uso de otras costumbres que imponían los nuevos monarcas.

Un hecho reseñable, es el conocido como “la conspiración de las mantillas”.

Una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras que parecían querer imponer Amadeo I rey de España (Amadeo de Saboya 1845-1890) y su esposa Maria Victoria.

Amadeo I renunció al trono de España al cabo de poco tiempo (tres años aproximadamente), debido a la “ingobernabilidad” de los españoles.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la mantilla deja de ser una prenda de uso “cotidiano” en eventos, y empieza su declive.

Tan solo se conserva, una pequeña “mantilla” que suelen utilizar las señoras en la iglesia, a la que se la conocía como “toquilla” (pañuelo, generalmente triangular, que se ponen las mujeres en la cabeza).

Podemos indicar que se trata de una versión “reducida” de la mantilla, que se viste sin peineta.

Actualmente, la mantilla se puede ver, casi de forma exclusiva, en los toros, la Semana Santa y en las bodas.

MANTILLA EN CEREMONIAS

No es fácil verla en otros eventos o ceremonias. Y hablando de ceremonias, vamos a ver cómo “vestir” la mantilla.

En cualquier tipo de evento (boda, toros …) la mantilla deberá contar con el largo adecuado a cada persona.

Por la parte delantera, deberá contar con un largo hasta la altura de las manos, y por la parte trasera, un largo unos dedos por debajo de la altura de la cadera.

Para evitar el “vuelo” de la mantilla, es conveniente sujetarla al vestido de forma discreta (generalmente por los hombros).

Trucos de Estilista para su colocación

Truco para hacer una buena sujeción y con suficiente “holgura”:

Ladear cabeza al lado izquierdo, y sujetar la mantilla del hombro derecho y viceversa (ladear la cabeza hacia la derecha y sujetar la mantilla en el hombro izquierdo).

Mantilla Española 01 ligera, sutil y fácil de colocar y llevar.

Un símbolo de luto y de religiosidad .

Las mantillas españolas y las peinetas no solo se usan como elemento para componer los trajes regionales, como el de flamenca o fallera.

También son utilizadas como accesorio para engalanar un atuendo para un evento o una celebración especial.

Su uso también es habitual en bautizos, procesiones de Semana Santa o en corridas de toros.

Si quieres dotar de distinción a tus looks en las ocasiones especiales, elige nuestras mantillas españolas, son elegantes y favorecedoras.

 

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