MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409
120,00€
MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409
Mantilla en color negro.
Tiene unas medidas de 220 cm x 110 cm.
Hecho en España.
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Description
MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409
Mantilla Española 01 realizada en Tul bordado de una sencilla presentación
Especial Madrinas, Semana Santa, Cofradías y Hermandades
Las mantillas españolas complementan a la perfección a las peinetas artesanales.
Colocadas sobre ellas, se convierten en el mejor aliado de la mujer para estilizar y alargar la silueta.
La mantilla española es, junto con el mantón de Manila, el complemento patrio por excelencia.
Una pieza de encaje con la que se adorna el cabello en momentos religiosos o festivos y que, por lo general, se complementa con una peineta.
Aunque el origen no es del todo bien conocido, se cree que los primeros velos y mantos que utilizaban las mujeres como adorno y como prenda de abrigo.
Son el origen de las primeras mantillas conocidas; fueron utilizadas, principalmente, como piezas ornamentales en el vestuario de la mujer.
La evolución de esta prenda estuvo marcada por factores sociales, religiosos e incluso climáticos.
Estos últimos eran visibles, en el tipo de tejido utilizado para su confección.
En la zona norte se utilizaban tejidos tupidos con una finalidad clara: servir de abrigo.
En la zona sur, se utilizaban tejidos con fines meramente ornamentales, como la seda.
En ambos casos, podían ir finamente ornamentadas, las de “fiesta” que se lucían en ocasiones señaladas, o sencillamente adornadas, las de “diario”.
Recomendamos la visita al museo del Traje en Madrid
MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409 ideal para madrinas
MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409 especial para eventos
MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409 para semana santa
MANTILLA ESPAÑOLA 03 MT1409 con la medida exacta del protocolo
EVOLUCIÓN DE LAS MANTILLAS
Los primeros usos de la mantilla, se dieron entre el pueblo.
No eran utilizadas por las altas clases sociales o aristocracia.
A principios del siglo XVII, comienza una evolución de la mantilla dejando paso a una pieza más ornamental en el vestuario femenino, al sustituir, poco a poco, el paño por los encajes.
Poco a poco, empieza a extenderse el uso de esta prenda como ornamento.
Aunque habría que esperar hasta bien entrado el siglo XVIII para que la mantilla empiece a ser utilizadas por las clases más altas.
La reina Isabel II (1833-1868), muy aficionada al uso de tocados y diademas, empieza a popularizar el uso de la mantilla, costumbre que pronto adoptan las mujeres más cercanas a ella.
Las damas cortesanas y de altos estratos sociales, comienzan a utilizar esta prenda en diversos actos sociales, lo que contribuye, en gran medida, a darle un aire distinguido, tal y como ha llegado a nuestros días.
Tiene un cierto arraigo en el centro y sur de la península.
Como podemos ver, se mantiene su uso, en lugares donde la utilización no tiene nada ver como prenda de abrigo sino meramente ornamental.
Aun hoy en día perdura esta costumbre y es más fácil ver mantillas en el centro o sur de nuestro país que en la zona norte.
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LA REVOLUCIÓN DE LAS MANTILLAS
Frente a lo que pueden pensar algunas personas hoy en día de que la Mantilla es la imagen de lo Clásico y lo establecido.
Fué el objeto de una de las revoluciones más simpáticas y curiosas que han tenido lugar en España.
“La revolución de las mantillas, fue una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras”
El reducido uso de la mantilla en épocas siguientes al reinado de Isabel II, tiene, entre otros motivos, su origen en el uso de otras costumbres que imponían los nuevos monarcas.
Un hecho reseñable, es el conocido como “la conspiración de las mantillas”.
Una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras que parecían querer imponer Amadeo I rey de España (Amadeo de Saboya 1845-1890) y su esposa Maria Victoria.
Amadeo I renunció al trono de España al cabo de poco tiempo (tres años aproximadamente), debido a la “ingobernabilidad” de los españoles.
A finales del siglo XIX y principios del XX, la mantilla deja de ser una prenda de uso “cotidiano” en eventos, y empieza su declive.
Tan solo se conserva, una pequeña “mantilla” que suelen utilizar las señoras en la iglesia, a la que se la conocía como “toquilla” (pañuelo, generalmente triangular, que se ponen las mujeres en la cabeza).
Podemos indicar que se trata de una versión “reducida” de la mantilla, que se viste sin peineta.
Actualmente, la mantilla se puede ver, casi de forma exclusiva, en los toros, la Semana Santa y en las bodas.
MANTILLA EN CEREMONIAS
No es fácil verla en otros eventos o ceremonias. Y hablando de ceremonias, vamos a ver cómo “vestir” la mantilla.
En cualquier tipo de evento (boda, toros …) la mantilla deberá contar con el largo adecuado a cada persona.
Por la parte delantera, deberá contar con un largo hasta la altura de las manos, y por la parte trasera, un largo unos dedos por debajo de la altura de la cadera.
Para evitar el “vuelo” de la mantilla, es conveniente sujetarla al vestido de forma discreta (generalmente por los hombros).
Trucos de Estilista para su colocación
Truco para hacer una buena sujeción y con suficiente “holgura”:
Ladear cabeza al lado izquierdo, y sujetar la mantilla del hombro derecho y viceversa (ladear la cabeza hacia la derecha y sujetar la mantilla en el hombro izquierdo).
Mantilla Española 03 ligera, sutil y fácil de colocar y llevar.
Un símbolo de luto y de religiosidad .
Las mantillas españolas y las peinetas no solo se usan como elemento para componer los trajes regionales, como el de flamenca o fallera.
También son utilizadas como accesorio para engalanar un atuendo para un evento o una celebración especial.
Su uso también es habitual en bautizos, procesiones de Semana Santa o en corridas de toros.
Si quieres dotar de distinción a tus looks en las ocasiones especiales, elige nuestras mantillas españolas, son elegantes y favorecedoras.
Recomendamos siempre la visita al Museo del Traje de Madrid para una mejor comprensión de los distintos tipos de mantilla explicados.
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Las mantillas españolas
La mantilla es un accesorio tradicional de España. Se trata de un velo de encaje o tul. Se coloca sobre la cabeza y cae por los hombros. Es un complemento elegante y sofisticado. Se usa en ocasiones especiales. Tiene una larga historia en la moda española.
Origen de la mantilla
La mantilla tiene raíces antiguas. Su origen se remonta a la época medieval. Se cree que proviene de las antiguas tocas. Las mujeres las usaban para cubrirse la cabeza. Durante el Renacimiento, la moda evolucionó. Se empezaron a usar telas más finas. En el siglo XVI, la mantilla tomó forma propia. Se convirtió en un símbolo de distinción.
Felipe II popularizó su uso en la corte. La moda española influyó en toda Europa. En el Siglo de Oro, la mantilla se usaba a diario. Era común entre mujeres de distintas clases sociales. Con el tiempo, se convirtió en prenda de gala. Su uso se reservó para actos importantes.
Evolución a lo largo de los siglos
Durante los siglos XVII y XVIII, la mantilla se refinó. Se elaboraban con encajes exquisitos. Sevilla y Valencia destacaron en su producción. En el siglo XIX, alcanzó su máximo esplendor. Se convirtió en un símbolo de la mujer española. La reina Isabel II impulsó su popularidad. Su imagen con mantilla quedó inmortalizada.
En el siglo XX, la moda cambió. La mantilla dejó de usarse a diario. Su uso se reservó para eventos religiosos y ceremonias. En la actualidad, sigue presente en fiestas y procesiones. También se usa en bodas y actos taurinos.
Tipos de mantillas
Existen distintos tipos de mantillas. Se diferencian por su material y diseño. Algunas son de encaje fino. Otras están hechas de tul bordado. También varían en tamaño y color.
Las mantillas más conocidas son:
• Mantilla de blonda: Es la más elegante. Se elabora con encaje de seda. Su diseño es fino y detallado.
• Mantilla de chantilly: Procede de Francia. Se caracteriza por su encaje delicado. Es muy apreciada en España.
• Mantilla de tul bordado: Se fabrica con tul fino. Se adorna con bordados florales. Es más ligera que la de encaje.
Colores de las mantillas
El color de la mantilla tiene un significado. Los tonos más usados son el blanco y el negro.
• Mantilla blanca: Se usa en bodas y ceremonias religiosas. Simboliza pureza y elegancia.
• Mantilla negra: Se emplea en luto y Semana Santa. También es común en eventos taurinos.
Otras mantillas pueden ser de colores. Sin embargo, las más tradicionales son blancas o negras.
Uso de la mantilla en España
La mantilla se usa en diversas ocasiones. Es un símbolo de tradición y respeto.
• Semana Santa: Muchas mujeres visten mantilla negra. Acompañan a las procesiones religiosas. Suelen llevar peineta alta y vestido negro.
• Bodas: La novia puede llevar mantilla blanca. También la madrina suele usarla. Es una prenda distinguida y solemne.
• Corridas de toros: Algunas mujeres lucen mantilla negra. Es un gesto de elegancia y tradición.
• Fiestas y eventos oficiales: En actos importantes, se ve el uso de mantillas. Aportan un aire refinado y clásico.
La mantilla y la peineta
La peineta es un complemento esencial. Se usa para sostener la mantilla. Se coloca sobre el moño y da altura al peinado.
Las peinetas pueden ser de carey o plástico. Suelen ser grandes y vistosas. Aportan elegancia y realzan la figura. Se combinan con la mantilla para un efecto majestuoso.
Cómo colocar una mantilla
Colocar una mantilla requiere técnica. No es solo ponerla sobre la cabeza. Hay que sujetarla bien con la peineta.
1. Se peina el cabello en un moño bajo.
2. Se coloca la peineta sobre el moño.
3. Se extiende la mantilla con cuidado.
4. Se ajusta sobre la peineta.
5. Se sujeta con horquillas para mayor seguridad.
El resultado es un look elegante y tradicional.
Materiales de las mantillas
Las mantillas pueden ser de varios materiales. Algunos son más lujosos que otros.
• Encaje de seda: Es el más fino y caro. Se usa en mantillas de alta calidad.
• Tul bordado: Más ligero y económico. Es muy popular en la actualidad.
• Encaje sintético: Alternativa más asequible. Su calidad es inferior, pero es vistoso.
El material influye en el precio y apariencia. Las más valiosas son las de encaje de seda.
La mantilla en el arte y la cultura
La mantilla ha sido inspiración para artistas. Aparece en pinturas, literatura y cine. Muchos pintores la han representado. Francisco de Goya retrató a mujeres con mantilla. También la plasmaron otros artistas españoles.
En la literatura, se menciona en varias obras. Escritores del Siglo de Oro la describieron. En el cine, la mantilla simboliza la tradición española. Actrices famosas la han llevado en películas.
El simbolismo de la mantilla
La mantilla tiene un fuerte significado. Representa elegancia y tradición. También refleja respeto en actos solemnes.
En el pasado, era un signo de estatus. Las mujeres de la alta sociedad llevaban las más lujosas. Hoy, se asocia con la cultura española. Sigue siendo un símbolo de distinción.
El futuro de la mantilla
A pesar de los cambios en la moda, la mantilla sigue vigente. Se usa en eventos especiales. Las diseñadoras la reinventan con nuevos estilos. Su esencia sigue intacta.
Las mantillas modernas incorporan encajes innovadores. También se combinan con tocados distintos. La tradición se mantiene, pero con un toque actual.
Conclusión
La mantilla es un símbolo de la cultura española. Su historia es larga y rica. Ha evolucionado con el tiempo. Se usa en bodas, fiestas y actos religiosos. Su elegancia sigue fascinando. Es una prenda única y atemporal.
La revolución de las mantillas en España es un fenómeno histórico y cultural fascinante que abarca aspectos de moda, identidad nacional y evolución social. A continuación, te presento un texto extenso sobre este tema.
La Revolución de las Mantillas en España: Moda, Identidad y Evolución Social
Introducción
La mantilla es uno de los elementos más emblemáticos de la vestimenta tradicional española, asociada con la elegancia, el folclore y las costumbres religiosas. Su historia está ligada a la evolución de la moda femenina en España y a los cambios en las normas sociales a lo largo de los siglos. Sin embargo, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, la mantilla experimentó un proceso de transformación que algunos historiadores han llamado la «revolución de las mantillas». Este cambio no solo fue estilístico, sino que también reflejó una evolución en el papel de la mujer y en la identidad nacional española.
Orígenes de la Mantilla en España
Las mantillas tienen raíces en la indumentaria hispana medieval, cuando las mujeres utilizaban velos para cubrirse la cabeza en señal de recato. Con la llegada del Renacimiento y el Barroco, la vestimenta femenina en España comenzó a incorporar encajes y bordados, elementos que enriquecieron la mantilla tal como la conocemos hoy. Su auge se dio en el siglo XVII, cuando se convirtió en un símbolo de distinción entre las mujeres españolas.
Durante los siglos XVI y XVII, las mantillas eran comunes entre mujeres de distintas clases sociales, aunque variaban en materiales y detalles según la posición económica de la portadora. Las más opulentas estaban confeccionadas con encaje de Flandes o blonda española, mientras que las de uso más cotidiano eran de seda o lino.
El Siglo XVIII: Consolidación de la Mantilla y Primeras Transformaciones
El siglo XVIII marcó un punto de inflexión en la evolución de la mantilla. Con la llegada de los Borbones al trono español, la moda francesa empezó a influir en el vestuario de la aristocracia, desplazando en parte la indumentaria tradicional española. La corte adoptó peinados y vestidos afrancesados, lo que llevó a que la mantilla se considerara un accesorio más propio de las clases populares que de la nobleza.
Sin embargo, en respuesta a esta afrancesamiento de la moda, las mantillas se convirtieron en un símbolo de resistencia cultural. Muchas mujeres de la burguesía y la nobleza adoptaron nuevamente la mantilla como una forma de reivindicación de la identidad española. Este fenómeno fue particularmente visible en ciudades como Madrid y Sevilla, donde la mantilla se convirtió en un emblema de la mujer española tradicional.
La Revolución de las Mantillas en el Siglo XIX
La verdadera revolución de las mantillas se produjo en el siglo XIX, cuando este accesorio pasó de ser un símbolo de distinción tradicional a una prenda con connotaciones políticas y sociales.
La Mantilla como Símbolo Político
Durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), la mantilla adquirió un significado patriótico. En muchas ocasiones, las mujeres usaban mantillas para expresar su rechazo a la ocupación napoleónica y a las influencias extranjeras. Se dice que muchas españolas se negaban a adoptar la moda francesa impuesta por los invasores, prefiriendo mantener la vestimenta tradicional española.
Más adelante, durante el reinado de Isabel II (1833-1868), la mantilla vivió una época dorada. La propia reina Isabel II promovió su uso y la llevó en numerosas apariciones públicas, lo que la convirtió en un símbolo de la monarquía. Durante su reinado, la mantilla experimentó una notable diversificación en estilos, incluyendo mantillas de encaje negro y blanco, utilizadas según la ocasión: las negras para eventos formales y las blancas para celebraciones más festivas.
Sin embargo, la revolución de las mantillas no se limitó a la moda. También se convirtió en una expresión de las diferencias políticas. En el contexto de las Guerras Carlistas, las mujeres que apoyaban la causa liberal a menudo usaban mantillas cortas y ligeras, mientras que las carlistas preferían mantillas más largas y sobrias, como símbolo de apego a la tradición.
La Influencia de la Moda en la Transformación de la Mantilla
A medida que avanzaba el siglo XIX, la influencia de la moda europea trajo consigo nuevas tendencias que impactaron el uso de la mantilla. La llegada del miriñaque (crinolina) en la década de 1850, con sus amplias faldas y estructuras voluminosas, hizo que las mantillas se acortaran para armonizar con la silueta de la época. La mantilla pasó de ser una prenda cotidiana a un complemento utilizado principalmente en eventos sociales y religiosos.
Además, la creciente industrialización permitió la producción masiva de encajes y tejidos, facilitando el acceso a mantillas de mayor calidad para una mayor cantidad de mujeres. Esto llevó a que la mantilla dejara de ser exclusiva de la aristocracia y se popularizara aún más entre la clase media.
Declive y Resurgimiento en el Siglo XX
A comienzos del siglo XX, la mantilla comenzó a perder protagonismo en la moda diaria. La influencia de la moda internacional, así como los cambios en la estructura social, hicieron que su uso se limitara a eventos formales, religiosos y festivos. Durante la Segunda República (1931-1939), su uso disminuyó drásticamente, ya que se asociaba con una España tradicionalista y conservadora.
No obstante, tras la Guerra Civil Española (1936-1939), el régimen franquista fomentó la recuperación de la mantilla como símbolo de la mujer española ideal. Su uso se vinculó con las celebraciones religiosas, la Semana Santa y los eventos taurinos, consolidándose como una prenda de tradición más que de moda.
En la segunda mitad del siglo XX y hasta la actualidad, la mantilla ha mantenido su presencia en determinadas festividades y ceremonias. En bodas, las madrinas continúan llevándola con elegancia, y en Semana Santa es común verla en procesiones en ciudades como Sevilla o Málaga.
Conclusión: La Mantilla como Símbolo de Identidad
La revolución de las mantillas en España es un reflejo de la evolución de la sociedad, la política y la identidad nacional. De ser una prenda de uso cotidiano pasó a convertirse en un emblema cultural, un símbolo de distinción y un elemento de resistencia frente a la influencia extranjera.
A lo largo de los siglos, la mantilla ha demostrado su capacidad de adaptación, sobreviviendo a los cambios de moda y manteniendo su presencia en la cultura española. Aunque hoy en día su uso es más limitado, sigue representando una parte esencial del legado estético e histórico de España. Su revolución no solo transformó la moda, sino que también dejó una huella indeleble en la historia de la identidad femenina y nacional del país.
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